viernes, 7 de septiembre de 2012

niño

me gusta cuando puedo mirar el mundo con la mirada fresca y transparente del niño. Esa mirada que es capaz de dejarse atravesar por el misterio de una oruga, de entregarse a la fascinación de un cielo estrellado, de jugar despreocupadamente con los tambores sin buscar resultado alguno, porque ni siquiera sabe de ellos.
Pero no me gusta cuando me siento pequeño y el miedo toma el control
y me gobierna el capricho, los enojos, la competencia
y hago berrinches, llamo la atención y busco limites
A veces (yo-adulto) dejo de retarlo y de decirle lo que hay que hacer
y simplemente lo abrazo con mis grandes brazos
tan grandes que (yo-niño) siento que allí adentro nada malo puede pasarme.

"serpientes de cascabel"
(dibujo hecho por Martina Cueto)


"la infancia atribuye a su propia ignorancia y torpeza la incomodidad del mundo; le parece que lejos, en la orilla opuesta del oceano y la experiencia, la fruta es mas sabrosa y mas real, el sol mas amarillo y benébolo, las palabras y los actos de los hombres mas inteligibles, justos y definidos."
de El entenado" de Juan Jose Saer

2 comentarios:

Julieta Ruffini dijo...

Sabernos indefensos y vulnerables también esta bueno...no? Es parte de entendernos sensibles, finitos e imperfectos, es decir nuestra propia naturaleza.
Saber lo ínfimos que somos para el mundo y lo fundamentales para nosotros mismos, todo en un mismo cuerpo. Y si nos da vértigo nuestro tamaño abrazarnos, darnos calor y saber que esta bien que así sea. Somos parte de esta naturaleza que a veces parece aleatoria y caprichosa, porque no dejarnos ser así a nosotros mismos, aunque sea un ratito...
Beso grande!
Ju

diego cueto dijo...

bienvenida a la Argentina Juli, artista exclusiva de La Cumparsa!
y gracias por no haberte ido nunca de este espacio virtual. Abrazo!