jueves, 26 de julio de 2012

desde muy lejos

y de repente algo se abre,
un velo se corre
y ya no distinguimos donde empieza y termina cada uno de nosotros,
un gran campo se forma entre todos los campos
un circulo que contiene a los muchos circulos.

los sonidos de cada tambor se entrelazan, se funden igual que nosotros
y emerge un solo toque resultante, una melodía, una voz que viene de muy lejos
el tiempo y el espacio pierden su lógica conocida

y ya no sabemos quienes somos
pero no tiene sentido preguntarnoslo
porque sin saberlo quizá lo estemos sabiendo mejor que nunca

1 comentario:

Anónimo dijo...

No necesitamos saber quienes somos, sino saber cómo somos para tener el valor de correr ese velo y ver que no estamos solos, que pertenecemos a círculos de diferentes tamaños que van marchando por diferentes caminos, para llegar quien sabe a dónde......

Abrazo!

Marianella