Para los que no pertenecemos a esa cultura, ese idioma no nos está dado...tenemos que salir a buscarlo, a aprenderlo y aprehenderlo. Es un trabajo lento, paciente, en donde no se trata de repetir formulas rítmicas o yeites, si no de ir abriendo una percepción nueva. Escuchando, mirando, preguntando, sintiendo...Considero que cuando nos sentamos por primera vez a tocar un cajón debemos preguntarnos como la han hecho y lo hacen sus creadores. Hacerlo propio no es sacárselo a los otros, si no ir a la búsqueda de ese saber y una vez aprehendido agregarle nuestra individualidad, y expresar en el algo de nuestra identidad.
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Es la unica razón que encontramos del porque buenos percusionistas tocan en cajones mal construidos, que no emiten mas que ruido a maderas mal clavadas. Y no es una cuestión económica, porque a veces, ese pobre cajón comparte el set de percusión con unas congas LP de u$s 1000 cada una...
Hemos visto a artesanos que trabajan muy bien la madera construir pésimos cajones, que pueden ser bonitos, pero no suenan a nada. Es verdad, el cajón es simplemente una caja de madera, pero es también un instrumento para hacer música, su sonido debe ser musical. Y por eso no da lo mismo cualquier madera, cualquier medida, cualquier armado.
Walter Seguer nació, se crió y vive en Munro, en el gran Buenos Aires. Su inquietud de músico y artesano lo llevo a construir un cajón para el, luego para algunos amigos... Cada cajón la salia mejor. Miró y estudió todos los que se le cruzaron delante. Pensó, preguntó, probó, se equivocó y acertó. De a poco fue encontrando su estilo
Hoy sus cajones tienen graves potentes y compactos y unos agudos sobrios pero con presencia y matices, según el lugar donde se lo golpee...su sonido es fiel al sonido de la música afro peruana. Y lo es porque fue a la búsqueda de una tradición y puso su saber y aptitudes en función de ella.
Walter no promociona sus cajones porque no vive de eso y el eje lo pone en la calidad y en el placer de hacerlos...el rendimiento económico es consecuencia y no a la inversa como suele verse.
Quizá por ahí este la clave, en el porque de las cosas que hacemos...no esta mal cada tanto preguntárnoslo...
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Tucutum-pa, cum, pá-pá
Tucutum-pa, cum, pá-pá
Tucutum-pa, tucutum-pá
Tucutum-pa, cum, pá-pá
Como Francisco Monserrate
no ha habido negro ni habrá.
Bajo su piel de chocolate
un ritmo atávico late:
tucutum-pá, cum pá-pá.
Palma y cajón para Bartola,
Manuel Quintana cantará,
quizá la copla sea española
pero el cajón me habla de Angola:
tucutum-pá, tucutum-pá.
Baila Bartola Sancho-Dávila,
ya tiene el diablo puesto atrás.
Mi gente suda y huele a zábila
con este ritmo, ancestro de Africa:
tucutum-pá, tucutum-pá.
Nicomedes Santa Cruz, 1962