Alguna vez pensé que el arte era un recorte de la vida, una construcción artificial para ser gozada por quienes tienen sus necesidades satisfechas. Entonces tocaba la batería, ensayaba y estudiaba para entretener y distraer. Hasta que una tarde, casi por casualidad entré a un pequeño, oscuro y húmedo local del barrio de La Boca. Algunos minutos tardaron mi vista y mi oido en adaptarse a lo que estaba pasando adentro. Eso era el infierno mismo...el grupo se llamaba Caturga...
desde ese día nunca mas pude despegarme de los tambores...
Dedicado a Carlitos, de quien no recuerdo ni su cara ni su apellido, que fue quien tuvo la loca idea de invitarme a ese taller...
algunas imagenes de bellos momentos que recientemente los tambores me han permitido vivir...
"Es necesario hacer un mundo nuevo. Un mundo donde quepan muchos mundos, donde quepan todos los mundos."Subcomandante Marcos
1 comentario:
Que lindo acordarse de esos momentos en los que algo distinto pasó, y ver para atrás esa curiosidad e inocencia que te trajo hasta acá.
Muy buena sensación!
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